viernes, 25 de diciembre de 2009
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Sección Inglesa de la I.S. La verdadera vanguardia: el juego-revuelta de delincuencia, el delito común y el nuevo lumpen.
La verdadera vanguardia: el juego-revuelta de delincuencia, el delito común y el nuevo lumpen:
Los delincuentes juveniles -y no los artistas pop- son los verdadesros herederos de Dadá. Captanto instintivamente su exclusión del conjunto de la vida social, han denunciado, ridiculizado, degradado y destruído sus productos. Un teléfono destrozado, un coche incendiado, un minusválido aterrorizado, son la negación viva de los "valores" en nombre de los cuales se elimina la vida. La violencia delictiva es un derrocamiento espontáneo del rol abstracto y contemplativo impuesto a todos, pero la incapacidad de los delincuentes para percibir cualquier posibilidad de cambiar las cosas de verdad les obliga, como a los dadaístas, a permanecer en el puro nihilismo. No son capaces de comprender ni de hallar una forma coherente de participar en la realidad que han descubierto, de dar salida a la excitación y la firmeza que les animan ni a los valores revolucionarios que encarnan. Los motines de Estocolmo, los Hell´s Angels, los motines de los Mods y los Rockers: todos son afirmaciones del deseo de jugar en una situación en que resulta totalmente imposible.todos muestran con absoluta claridad la relación existente entre la destructividad pura y el deseo de jugar: la destrucción del juego sólo puede ser vengada por la destrucción. La destructividad es el único empleo apasionado al que puede destinarse todo aquello que permanece irremediablemente separado. Es el único juego al que puede jugar el nihilista; el baño de sangre de Saló o los 120 días de Sodoma, proletarizando junto con los demás.
La enorme escalada de los delitos comunes -crímenes espontáneos y cotidianos a escala masiva- marca una etapa cualitativamente nueva en el conflicto de clases contemporáneo: el punto de inflexión entre la pura destrucción de lña mercancía y la etapa de subversión. Los robos en los comercios, por ejemplo, más allá de construir un rechazo elemental de la distribución organizada jerárquicamente, son también una refutación espontánea del empleo tanto del producto como de la fuerza productiva. Ni los sociólogos ni los vigilantes afectados (ninguno de ambos grupos caracterizado por tener una actitud especialmente lúcida ante la vida), han conseguido percibir que la gente disfruta robando o, a través de la jugarreta dialéctica aún más turbia, que la gente empieza a robar porque disfruta haciéndolo. De hecho, el robo es un derrocamiento sumario de toda la estructura del espectáculo; es la subordinación del objeto inanimado, cuyo libre empleo se nos impide, a las sensaciones vivientes que puede despertar cuando se juega imaginativamente con él en el marco de una situación concreta. Y la modestia de algo de tan escasa entidad como el hurto no debe engañarnos. Una adolescente recientemente entrevistada comentaba: "A menudo tengo la faltasía de que el mundo se detiene durante una hora; entonces entro enuna tienda y me doy marcha" (Evening Standard, 16/8/66). He ahí, vivo, en un estado embrionario, odo nuestro concepto de subversión: conferir un valor de uso completamente nuevo a este mundo inútil y en su contra, subordinándolo al placer soberano de la creatividad subjetiva.
La formación del nuevo lumpen prefigura varios de los rasgos de una subversión más amplia. De una parte, el lumpen es la esfera del derrumbe social completo, de la apatía, la negatividad y el nihilismo; pero al mismo tiempo, en la medida en que se define por su rechazo a trabajar y el intento de emplear su ocio clandestino para inventar nuevas modalidades de actividad libre, busca a tientas, por torpemente que sea, la superación revolucionaria viviente ahora es posible. Como tal podría convertirse en dinamita social. Sólo necesita tomar conciencia de la posibilidad de transformar objetivamente la vida cotidiana, para que sus últimas ilusiones pierdan su fuerza, por ejemplo, los fútiles intentos de reanimar subjetivamente la experiencia inmediata, agudizando la percepción por medio de las drogas, etc. El movimiento Provo de 1966 fue la primera tentativa de esta nueva fuerza social, en parte aún heterogénea, por organizarse como movimiento de masas que apuntase a la transformación cualitativa de la vida cotidiana. En su punto culminante, aquella erupción de autoexpresión perturbadora superó tanto el arte como la política tradicionales. Se derrumbó, nopor la supuesta irrelevancia de las fuerzas sociales a las que representaba, sino debido a su total ausencia de verdadera conciencia política: por su ceguera ante su propia organización jerárquica y a su incapacidad de captar toda la profundidad de la crisis de la sociedad contemporánea y las asombrosas posibilidades libertarias que encierra.
En un principio, es probable que el nuevo lumpen sea nuestro teatro de operaciones más importante. Tenemos que igresar en él como potencia hostil y precipitar su crisis. En última instancia esto sólo puede significar suscitar un movimiento real entre el lumpen y el resto del proletariado: su conjunción definirá la revolución. En terminos del propio lumpen lo primero que hay que hacer es disociar a la base del increíble montón de mierda de sus líderes e ideólogos exhiben tan ostentosamente. La falsa intelligentsia -desde el sopor de la última Nueva Izquierda subvencionada por la CIA hasta los gilipollas santurrones de International Times- es una nueva nomenklatura cuyas sinecuras dependen del éxito con que haga frente al punto más extremo de la revuelta social e intelectual. La parodia que escenifican no puede más que suscitar un radicalismo y un furor crecientes por parte de aquellos a los que pretenden representar. The Los Angeles Free Press, destilando su experiencia de la revuelta en un artículo apropiadamente titulado Sobrevivir en la calle, concluía con toda seriedad de esta guisa: "En resumen: abrigaos, manteneos limpios y seguid una dieta saludable y equilibrada, haced vida casera y evitad el delito. Vivir en la calle puede ser divertido si se estudian concienzudamente las reglas del juego" (reimpreso en East Village Other, 15/6/67). Los mercachifles hippies deberían, desde luego, mantenerse bien lejos de los lugares públicos, llegado el día. Sabido es que en el pasado la poésie fait par tous se ha mostrado un tanto propensa al gatillo fácil.
Sección inglesa de la Internacional Situacionista (1967). Tim Clarke, Christopher Gray, Charles Radcliffe, Donald Nicholson-Smith. La revolución del arte moderno y el moderno arte de la revoulución. Ed: Pepitas de Calabaza, Diciembre de 2007. pp 49-54.
viernes, 11 de diciembre de 2009
Lili Elbe
En 1882, en Dinamarca, nació la que sería Lili Elbe, y el que fue el día de su nacimiento y por invocación médica Einar Mogens Wegener. Destacado pintor de paisajes se casó con Gerda Wegener, también pintora pero en su caso trabajaba en revistas de moda. Einar posó vestido de mujer en varias ocasiones para su esposa Gerda, en ese momento no había más motivo que hacerle el favor a la esposa. Muchos de los dibujos de mujeres de Gerda se descubrieron después como dibujos donde la modelo era su marido, el cual según se cuenta poseía una figura bastante femenina, o poco masculina, o andrógena (se sospecha seriamente que era intersexual). Einar cogió gusto a esto de vestir trajes femeninos y poco a poco adquirió esta práctica como una habitualidad. Así a partir de 1920 Einar se hacía llamar Lili Elbe, haciéndose pasar por la hermana de Einar para evitar el escándalo social, aunque las noticias se fueron filtrando y mientras Einar o Lili Elbe pasaba diferentes operaciones quirúrgicas de cambio de sexo, aún experimentales en aquella época, la prensa tanto Británica como Alemana (donde se sometía a dichas operaciones) hacían eco del escándalo, hasta tal punto que el Rey de Dinamarca anuló el matrimonio entre Einar o Elbe y Gerda en octubre de 1930. La pareja finalmente fue separándose, Gerda encontró otro amor. Por su parte Einar consiguió legalizar su cambio de sexo poseyendo un pasaporte con el nombre de Lili Elbe que registraba su disposición de mujer. Tras numerosas operaciones que incluía finalmente el trasplante de útero, cuyas complicaciones seguramente causaron su muerte. Lili, a pesar de su longeva edad para tener hijos, 50 años cuando las operaciones para el caso fueron realizadas, deseaba tener hijos propios, engendrados dentro de ella. Lili Elbe tras las numerosas complicaciones de sus operaciones murió en 1931.
Atrevida Lili Elbe.
Atrevida Lili Elbe.
domingo, 6 de diciembre de 2009
Introducción a una crítica de la geografía urbana. Guy E. Debord.
De todos los acontecimientos en lo que participamos, con o sin interés, la búsqueda fragmentaria de una nueva forma de vida es el único aspecto todavía apasionante. Es necesario deshechar aquellas disciplinas que, como la estética u otras, se han revelado rápidamente insuficientes para dicha búsqueda. Deberían definirse entonces algunos campos de observación provisionales. Y entre ellos la observación de ciertos procesos del azar y de lo previsible que se dan en las calles.
El término psicogeografía, sugerido por un iletrado Kabyle para designar el conjunto de fenómenos que algunos de nosotros investigábamos hacia el verano de 1953, no parece demasiado inapropiado. No contradice la perspectiva materialista de los condicionamientos de la vida y del pensamiento causados por la naturaleza objetiva. La geografía, por ejemplo, trata de la acción determinante de las fuerzas naturales generales, como la composición de los suelos o las condiciones climáticas, sobre las estructuras económicas de una sociedad y, en consecuencia, de la concepción que ésta pueda hacerse del mundo. La psicogeografía se proponía el estudio de las leyes precisas y de los efectos exactos del medio geográfico, conscientemente organizado o no, en función de su influencia directa sobre el comportamiento afectivo de los individuos. El adjetivo psicogeográfico, que conserva una vaguedad bastante agradable, puede entonces aplicarse a los hallazgos establecidos por este tipo de investigación, a los resultados de su influencia sobre los sentimientos humanos, e incluso de manera general a toda situación o conducta que parezca revelar el mismo espíritu de descubrimiento.
Se ha dicho durante mucho tiempo que el desierto es monoteista. ¿Se encontrará ilógica, o desprovista de interés, la constatación de que el distrito de París, entre la Place de Contrescarpe y la ru l'Arbalète conduce al ateismo, al olvido y a la desorientación de las influencias habituales?
Es conveniente tener una concepción históricamente relativa de lo utilitario. La necesidad de disponer de espacios libres que permitieran la rápida circulación de tropas y el empleo de la artillería contra las insurrecciones estuvo en el origen del plan de embellecimiento urbano adoptado por el Segundo Imperio. Pero desde cualquier punto de vista salvo el policial, el París de Haussmann es una ciudad construida por un idiota, llena de ruido y furia, que nada significa. Hoy, el principal problema del urbanismo es el resolver la correcta circulación de una cantidad rápidamente creciente de automóviles. Podemos pensar que el urbanismo venidero se aplicará a construcciones, igualmente utilitarias, que concedan la mayor consideración a las posibilidades psicogeográficas.
Además, la abundancia actual de vehículos privados no es más que el resultado de la propaganda constante por la que la producción capitalista persuade a las masas - y éste es uno de sus éxitos más desconcertantes - de que la posesión de un coche es precisamente uno de los privilegios que nuestra sociedad reserva a sus privilegiados. (Por otra parte, el progreso anárquico se niega a sí mismo: uno puede gozar del espectáculo de un oficial de policía invitando en un anuncio publicitario a los parisinos propietarios de automóviles a utilizar los transportes públicos).
Puesto que encontramos la idea de privilegio incluso en asuntos tan banales, y que sabemos con qué ciego furor tanta gente - por poco privilegiada que sea - está dispuesta a defender sus mediocres conquistas, es necesario constatar que todas estas minucias participan de una idea burguesa de felicidad, idea mantenida por un sistema de publicidad que engloba tanto la estética de Malraux como los imperativos de la Coca-Cola, y cuya crisis debe ser provocada en toda ocasión, por todos los medios.
El primero de estos medios es sin duda la difusión, con un objetivo de provocación sistemática, de un conjunto de propuestas tendentes a convertir la vida en un juego apasionante, y el continuo menosprecio de todas las diversiones al uso, en la medida en que éstas no pueden ser desviadas para servir a la construcción de ambientes más interesantes. Es cierto que la mayor dificultad en tal proyecto es traspasar a estas propuestas aparentemente delirantes un grado suficiente de seria seducción. Para la obtención de dicho resultado se puede concebir un uso hábil de los medios de comunicación imperantes. Pero también una suerte de abstencionismo provocativo o bien de manifestaciones tendentes a la decepción radical de los aficionados a estos medios de comunicación, pueden fomentar innegablemente, sin mucho esfuerzo, una atmósfera de incomodidad extremadamente favorable para la introducción de nuevas nociones de placer.
La idea de que la realización de una situación afectiva elegida depende únicamente del conocimiento riguroso y de la aplicación deliberada de un cierto número de técnicas concretas, inspiró el Juego psicogeográfico de la semana publicado, no sin cierto humor, en el número 1 de POTLATCH:
"En función de lo que busquéis, escoged un país, una ciudad más o menos populosa, una calle más o menos animada. Construid una casa. Amuebladla. Sacad el mayor partido de su decoración y sus alrededores. Elegid la estación y la hora. Reunid a la gente más adecuada, los discos y las bebidas más convenientes. La iluminación y la conversación deberán ser las oportunas para la ocasión, como el tiempo atmosférico o vuestros recuerdos.
Si no ha habido ningún error en vuestros cálculos, el resultado debe satisfaceros."
Debemos trabajar para inundar el mercado, aunque por el momento no sea más que el mercado intelectual, con una masa de deseos cuya realización no rebasará la capacidad de los medios de acción actuales del hombre en el mundo material, pero sí la vieja organización social. No carece de interés político contraponer públicamente tales deseos a los deseos elementales que no asombra ver repetidos incesantemente en la industria cinematográfica o en las novelas psicológicas, como las de ese viejo carroñero de Mauriac. (Marx explicaba al pobre Proudhon que, en una sociedad fundada sobre la "miseria" los productos más "miserables" tienen la fatal prerrogativa de servir al uso de mayor número de gente).
La transformación revolucionaria del mundo, de todos los aspectos del mundo, confirmará todos los sueños de abundancia.
El cambio repentino de ambientes en una misma calle en el espacio de unos metros; la clara división de una ciudad en zonas de distintas atmósferas psíquicas; la línea de más fuerte pendiente - sin relación con el desnivel del terreno - que deben seguir los paseos sin propósito; el carácter de atracción o repulsión de ciertos espacios: todo ello parece ser ignorado. En todo caso, no se concibe como dependiente de causas que puedan descubrirse a través de un cuidadoso análisis, y de las que no se pueda sacar partido. La gente es consciente de que algunos barrios son tristes y otros agradables. Pero generalmente asumen simplemente que las calles elegantes causan un sentimiento de satisfacción y las calles pobres son deprimentes, y no van más allá. De hecho, la variedad de posibles combinaciones de ambientes, análoga a la disolución de los cuerpos químicos puros en un infinito número de mezclas, genera sentimientos tan diferenciados y tan complejos como los que pueda suscitar cualquier otra forma de espectáculo. Y la más mínima investigación desmitificada revela que las diferentes influencias, cualitativas o cuantitativas, de los diversos decorados de una ciudad no se pueden determinar solamente a partir de una época o de un estilo de arquitectura, y todavía menos a partir de las condiciones de vivienda.
Las investigaciones así destinadas a llevarse a cabo sobre la disposición de los elementos del marco urbano, en relación estrecha con las sensaciones que provocan, no quieren ser presentadas sino como hipótesis audaces que conviene corregir constantemente a la luz de la experiencia, a través de la crítica y de la autocrítica.
Ciertas pinturas de Chirico, que están claramente provocadas por sensaciones cuyo origen se encuentra en la arquitectura, pueden ejercer una acción de retorno sobre su base objetiva hasta transformarla: tienden a convertirse ellas mismas en maquetas. Inquietantes barrios de arcadas podrían un día continuar, y completar, el atractivo de esta obra.
No conozco sino esos dos puertos al atardecer pintados por Claude Lorrain, que están en el Louvre, y que presentan dos ambientes urbanos totalmente diversos, para rivalizar en belleza con los carteles de los planos de metro de París. Se entenderá que al hablar aquí de belleza no me refiero a la belleza plástica - la nueva belleza no puede ser otra que la belleza de la situación - sino solamente a la presentación particularmente conmovedora, en ambos casos, de una suma de posibilidades.
Entre diversos medios de intervención muy dificultosos, parece apropiada una cartografía renovada para su utilización inmediata.
La elaboración de mapas psicogeográficos, incluso de diversos trucajes como la ecuación, poco fundada o completamente arbitraria, planteada entre dos representaciones topográficas, puede contribuir a clarificar ciertos desplazamientos de carácter no precisamente gratuito, pero sí absolutamente insumiso a las influencias habituales. Las influencias de este tipo están catalogadas en términos de turismo, droga popular tan repugnante como el deporte o la compra a crédito.
Recientemente, un amigo me dijo que venía de recorrer la región de Harz, en Alemania, con la ayuda de un mapa de la ciudad de Londres, cuyas indicaciones había seguido ciegamente. Este tipo de juego es obviamente sólo un comienzo mediocre en comparación con una construcción completa de la arquitectura y del urbanismo, construcción que algún día estará en poder de todos. Mientras tanto podemos distinguir distintas fases de realizaciones parciales, medios menos complicados, empezando por el simple desplazamiento de los elementos de decoración de los lugares en que estamos acostumbrados a encontrarlos.
Así, en el número precedente de esta revista, Mariën propuso reunir en desorden, cuando los recursos mundiales hayan cesado de ser despilfarrados en los proyectos irracionales que nos son impuestos hoy, las estatuas ecuestres de todas las ciudades del mundo en una planicie desierta. Esto ofrecería a los transeúntes -el futuro les pertenece- el espectáculo de una carga de caballería artificial, que incluso podría dedicarse a la memoria de los más grandes masacradores de la historia, desde Tamerlan a Ridgway. Aquí vemos reaparecer una de las principales demandas de esta generación: el valor educativo.
De hecho, no hay nada más que esperar que la toma de conciencia, por las masas activas, de las condiciones de vida que les son impuestas en todos los dominios y de los medios prácticos para combatirlas.
Lo imaginario es aquello que tiende a convertirse en real, escribió un autor cuyo nombre, a causa de su notoria degradación intelectual, hace tiempo que he olvidado. Tal afirmación, por lo que tiene de involuntariamente restrictiva, puede servir de piedra de toque y hacer justicia a ciertas parodias de revolución literaria: lo que tiende a permanecer irreal, es palabrería.
La vida, de la que somos responsables, ofrece, a la vez que grandes motivos de desaliento, una infinidad de diversiones y de compensaciones más o menos vulgares. No pasa un año en que la gente a la que amamos no ceda, a falta de haber comprendido claramente las posibilidades presentes, a alguna capitulación manifiesta. Pero esto no refuerza el campo enemigo, que cuenta ya con millones de imbéciles, y en el que se está objetivamente condenado a ser imbécil.
La primera deficiencia moral que permanece es la indulgencia, en todas sus formas.
El término psicogeografía, sugerido por un iletrado Kabyle para designar el conjunto de fenómenos que algunos de nosotros investigábamos hacia el verano de 1953, no parece demasiado inapropiado. No contradice la perspectiva materialista de los condicionamientos de la vida y del pensamiento causados por la naturaleza objetiva. La geografía, por ejemplo, trata de la acción determinante de las fuerzas naturales generales, como la composición de los suelos o las condiciones climáticas, sobre las estructuras económicas de una sociedad y, en consecuencia, de la concepción que ésta pueda hacerse del mundo. La psicogeografía se proponía el estudio de las leyes precisas y de los efectos exactos del medio geográfico, conscientemente organizado o no, en función de su influencia directa sobre el comportamiento afectivo de los individuos. El adjetivo psicogeográfico, que conserva una vaguedad bastante agradable, puede entonces aplicarse a los hallazgos establecidos por este tipo de investigación, a los resultados de su influencia sobre los sentimientos humanos, e incluso de manera general a toda situación o conducta que parezca revelar el mismo espíritu de descubrimiento.
Se ha dicho durante mucho tiempo que el desierto es monoteista. ¿Se encontrará ilógica, o desprovista de interés, la constatación de que el distrito de París, entre la Place de Contrescarpe y la ru l'Arbalète conduce al ateismo, al olvido y a la desorientación de las influencias habituales?
Es conveniente tener una concepción históricamente relativa de lo utilitario. La necesidad de disponer de espacios libres que permitieran la rápida circulación de tropas y el empleo de la artillería contra las insurrecciones estuvo en el origen del plan de embellecimiento urbano adoptado por el Segundo Imperio. Pero desde cualquier punto de vista salvo el policial, el París de Haussmann es una ciudad construida por un idiota, llena de ruido y furia, que nada significa. Hoy, el principal problema del urbanismo es el resolver la correcta circulación de una cantidad rápidamente creciente de automóviles. Podemos pensar que el urbanismo venidero se aplicará a construcciones, igualmente utilitarias, que concedan la mayor consideración a las posibilidades psicogeográficas.
Además, la abundancia actual de vehículos privados no es más que el resultado de la propaganda constante por la que la producción capitalista persuade a las masas - y éste es uno de sus éxitos más desconcertantes - de que la posesión de un coche es precisamente uno de los privilegios que nuestra sociedad reserva a sus privilegiados. (Por otra parte, el progreso anárquico se niega a sí mismo: uno puede gozar del espectáculo de un oficial de policía invitando en un anuncio publicitario a los parisinos propietarios de automóviles a utilizar los transportes públicos).
Puesto que encontramos la idea de privilegio incluso en asuntos tan banales, y que sabemos con qué ciego furor tanta gente - por poco privilegiada que sea - está dispuesta a defender sus mediocres conquistas, es necesario constatar que todas estas minucias participan de una idea burguesa de felicidad, idea mantenida por un sistema de publicidad que engloba tanto la estética de Malraux como los imperativos de la Coca-Cola, y cuya crisis debe ser provocada en toda ocasión, por todos los medios.
El primero de estos medios es sin duda la difusión, con un objetivo de provocación sistemática, de un conjunto de propuestas tendentes a convertir la vida en un juego apasionante, y el continuo menosprecio de todas las diversiones al uso, en la medida en que éstas no pueden ser desviadas para servir a la construcción de ambientes más interesantes. Es cierto que la mayor dificultad en tal proyecto es traspasar a estas propuestas aparentemente delirantes un grado suficiente de seria seducción. Para la obtención de dicho resultado se puede concebir un uso hábil de los medios de comunicación imperantes. Pero también una suerte de abstencionismo provocativo o bien de manifestaciones tendentes a la decepción radical de los aficionados a estos medios de comunicación, pueden fomentar innegablemente, sin mucho esfuerzo, una atmósfera de incomodidad extremadamente favorable para la introducción de nuevas nociones de placer.
La idea de que la realización de una situación afectiva elegida depende únicamente del conocimiento riguroso y de la aplicación deliberada de un cierto número de técnicas concretas, inspiró el Juego psicogeográfico de la semana publicado, no sin cierto humor, en el número 1 de POTLATCH:
"En función de lo que busquéis, escoged un país, una ciudad más o menos populosa, una calle más o menos animada. Construid una casa. Amuebladla. Sacad el mayor partido de su decoración y sus alrededores. Elegid la estación y la hora. Reunid a la gente más adecuada, los discos y las bebidas más convenientes. La iluminación y la conversación deberán ser las oportunas para la ocasión, como el tiempo atmosférico o vuestros recuerdos.
Si no ha habido ningún error en vuestros cálculos, el resultado debe satisfaceros."
Debemos trabajar para inundar el mercado, aunque por el momento no sea más que el mercado intelectual, con una masa de deseos cuya realización no rebasará la capacidad de los medios de acción actuales del hombre en el mundo material, pero sí la vieja organización social. No carece de interés político contraponer públicamente tales deseos a los deseos elementales que no asombra ver repetidos incesantemente en la industria cinematográfica o en las novelas psicológicas, como las de ese viejo carroñero de Mauriac. (Marx explicaba al pobre Proudhon que, en una sociedad fundada sobre la "miseria" los productos más "miserables" tienen la fatal prerrogativa de servir al uso de mayor número de gente).
La transformación revolucionaria del mundo, de todos los aspectos del mundo, confirmará todos los sueños de abundancia.
El cambio repentino de ambientes en una misma calle en el espacio de unos metros; la clara división de una ciudad en zonas de distintas atmósferas psíquicas; la línea de más fuerte pendiente - sin relación con el desnivel del terreno - que deben seguir los paseos sin propósito; el carácter de atracción o repulsión de ciertos espacios: todo ello parece ser ignorado. En todo caso, no se concibe como dependiente de causas que puedan descubrirse a través de un cuidadoso análisis, y de las que no se pueda sacar partido. La gente es consciente de que algunos barrios son tristes y otros agradables. Pero generalmente asumen simplemente que las calles elegantes causan un sentimiento de satisfacción y las calles pobres son deprimentes, y no van más allá. De hecho, la variedad de posibles combinaciones de ambientes, análoga a la disolución de los cuerpos químicos puros en un infinito número de mezclas, genera sentimientos tan diferenciados y tan complejos como los que pueda suscitar cualquier otra forma de espectáculo. Y la más mínima investigación desmitificada revela que las diferentes influencias, cualitativas o cuantitativas, de los diversos decorados de una ciudad no se pueden determinar solamente a partir de una época o de un estilo de arquitectura, y todavía menos a partir de las condiciones de vivienda.
Las investigaciones así destinadas a llevarse a cabo sobre la disposición de los elementos del marco urbano, en relación estrecha con las sensaciones que provocan, no quieren ser presentadas sino como hipótesis audaces que conviene corregir constantemente a la luz de la experiencia, a través de la crítica y de la autocrítica.
Ciertas pinturas de Chirico, que están claramente provocadas por sensaciones cuyo origen se encuentra en la arquitectura, pueden ejercer una acción de retorno sobre su base objetiva hasta transformarla: tienden a convertirse ellas mismas en maquetas. Inquietantes barrios de arcadas podrían un día continuar, y completar, el atractivo de esta obra.
No conozco sino esos dos puertos al atardecer pintados por Claude Lorrain, que están en el Louvre, y que presentan dos ambientes urbanos totalmente diversos, para rivalizar en belleza con los carteles de los planos de metro de París. Se entenderá que al hablar aquí de belleza no me refiero a la belleza plástica - la nueva belleza no puede ser otra que la belleza de la situación - sino solamente a la presentación particularmente conmovedora, en ambos casos, de una suma de posibilidades.
Entre diversos medios de intervención muy dificultosos, parece apropiada una cartografía renovada para su utilización inmediata.
La elaboración de mapas psicogeográficos, incluso de diversos trucajes como la ecuación, poco fundada o completamente arbitraria, planteada entre dos representaciones topográficas, puede contribuir a clarificar ciertos desplazamientos de carácter no precisamente gratuito, pero sí absolutamente insumiso a las influencias habituales. Las influencias de este tipo están catalogadas en términos de turismo, droga popular tan repugnante como el deporte o la compra a crédito.
Recientemente, un amigo me dijo que venía de recorrer la región de Harz, en Alemania, con la ayuda de un mapa de la ciudad de Londres, cuyas indicaciones había seguido ciegamente. Este tipo de juego es obviamente sólo un comienzo mediocre en comparación con una construcción completa de la arquitectura y del urbanismo, construcción que algún día estará en poder de todos. Mientras tanto podemos distinguir distintas fases de realizaciones parciales, medios menos complicados, empezando por el simple desplazamiento de los elementos de decoración de los lugares en que estamos acostumbrados a encontrarlos.
Así, en el número precedente de esta revista, Mariën propuso reunir en desorden, cuando los recursos mundiales hayan cesado de ser despilfarrados en los proyectos irracionales que nos son impuestos hoy, las estatuas ecuestres de todas las ciudades del mundo en una planicie desierta. Esto ofrecería a los transeúntes -el futuro les pertenece- el espectáculo de una carga de caballería artificial, que incluso podría dedicarse a la memoria de los más grandes masacradores de la historia, desde Tamerlan a Ridgway. Aquí vemos reaparecer una de las principales demandas de esta generación: el valor educativo.
De hecho, no hay nada más que esperar que la toma de conciencia, por las masas activas, de las condiciones de vida que les son impuestas en todos los dominios y de los medios prácticos para combatirlas.
Lo imaginario es aquello que tiende a convertirse en real, escribió un autor cuyo nombre, a causa de su notoria degradación intelectual, hace tiempo que he olvidado. Tal afirmación, por lo que tiene de involuntariamente restrictiva, puede servir de piedra de toque y hacer justicia a ciertas parodias de revolución literaria: lo que tiende a permanecer irreal, es palabrería.
La vida, de la que somos responsables, ofrece, a la vez que grandes motivos de desaliento, una infinidad de diversiones y de compensaciones más o menos vulgares. No pasa un año en que la gente a la que amamos no ceda, a falta de haber comprendido claramente las posibilidades presentes, a alguna capitulación manifiesta. Pero esto no refuerza el campo enemigo, que cuenta ya con millones de imbéciles, y en el que se está objetivamente condenado a ser imbécil.
La primera deficiencia moral que permanece es la indulgencia, en todas sus formas.
Guy Debord, 1955. Traducción de Lurdes Martínez
Publicado en el número 6 de Les lévres nues septiembre en 1955.
Traducido por Lurdes Martínez, aparecida en el fanzine Amano nº 10
viernes, 4 de diciembre de 2009
Nueva web de La Felguera
"La regla del secreto es ser cautos con quien confía en nosotros y nos revela su contenido. Pero sabemos lo que sucede luego: el secreto es revelado a un tercero, a quien se le induce a no transmitirlo jamás. Ese tercero, tarde o temprano, desobedecerá el pacto. Nuestro plan es sencillo: deaseamos que nuestros secretos se comuniquen lo más ampliamente como sea posible, porque sabemos que nuestra audiencia rechaza someterse a reglas de ningún tipo. Desobedecer es la regla básica de nuestros secretos, revelando aquellos secretos mejor guardados. Jugando hasta el infinito."
jueves, 26 de noviembre de 2009
La Nebulosa Eta Carinae (NGC 3372).
Esta enorme y luminosa nebulosa (Nebulosa Carina) acoge un gran número de estrellas agrupadas en conjuntos llamados cúmulos cuya estrella más destacada es la que le da su nombre: Eta Carinae. Adjunto el archivo de Astronomy Picture of the Day donde podeis encontrar numerosas y fascinantes imagenes del espacio.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Laurentino Vélez-Pelligrini.
Aprovecho el recuerdo que me brinda el encuentro con el texto adjunto de Pelligrini para recomendar su libro: Minorías sexuales y sociología de la diferencia, invito así a su lectura.
Sinopsis:
Según algunos, Chueca en Madrid y el Gayxample en Barcelona proyectan la amenaza de una “guetización” de las minorías sexuales bajo la supuesta nefasta influencia de un modelo social norteamericano basado en la fragmentación y contraposición de las comunidades. Frente a la pretendida amenaza de un asentamiento de las minorías sexuales en los márgenes sociales, ciertos sectores han abanderado, al amparo de grandilocuentes preceptos normativos sobre la igualdad, la ciudadanía y la integración social, discursos “respetabilistas” y condescendientes con el modelo hetero-normativo. Expresión política de esta postura asimilacionista ha sido la reivindicación del matrimonio y el derecho a la adopción bajo el paraguas del amorfo término de “Nuevos Modelos Familiares”. ¿Es pertinente plantear la cuestión en términos tan simplistas como segregación/asimilación, diferencia/igualdad?
Ante la ligereza con que se recurre al término “guetización”, este ensayo pretende abrir una discusión sobre el significado político y sociológico del barrio gay, de la identidad colectiva de las minorías sexuales, del comunitarismo y de los mecanismos homófobos de discriminación social que los alimentan. Frente a la falsa unanimidad en torno a los “Nuevos Modelos Familiares”, Laurentino Vélez-Pelligrini aspira también a reabrir el debate sobre un “matrimonio” que, además de estar lejos de ser una aspiración hegemónica como proyecto de vida entre gays y lesbianas, bien podría ser concebido como una de las mayores claudicaciones culturales frente a la heterosexualidad obligatoria.
Según algunos, Chueca en Madrid y el Gayxample en Barcelona proyectan la amenaza de una “guetización” de las minorías sexuales bajo la supuesta nefasta influencia de un modelo social norteamericano basado en la fragmentación y contraposición de las comunidades. Frente a la pretendida amenaza de un asentamiento de las minorías sexuales en los márgenes sociales, ciertos sectores han abanderado, al amparo de grandilocuentes preceptos normativos sobre la igualdad, la ciudadanía y la integración social, discursos “respetabilistas” y condescendientes con el modelo hetero-normativo. Expresión política de esta postura asimilacionista ha sido la reivindicación del matrimonio y el derecho a la adopción bajo el paraguas del amorfo término de “Nuevos Modelos Familiares”. ¿Es pertinente plantear la cuestión en términos tan simplistas como segregación/asimilación, diferencia/igualdad?
Ante la ligereza con que se recurre al término “guetización”, este ensayo pretende abrir una discusión sobre el significado político y sociológico del barrio gay, de la identidad colectiva de las minorías sexuales, del comunitarismo y de los mecanismos homófobos de discriminación social que los alimentan. Frente a la falsa unanimidad en torno a los “Nuevos Modelos Familiares”, Laurentino Vélez-Pelligrini aspira también a reabrir el debate sobre un “matrimonio” que, además de estar lejos de ser una aspiración hegemónica como proyecto de vida entre gays y lesbianas, bien podría ser concebido como una de las mayores claudicaciones culturales frente a la heterosexualidad obligatoria.
El autor:
Laurentino Vélez-Pelligrini (París 1969), Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Sociología, estudió en el Instituto de Estudios Políticos y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. Trabaja en el Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya. Fue investigador becario del Instituto de Ciencias Sociales Torcuato di Tella y del Centre National pour la Recherche Scientifique, así como profesor asociado en varias universidades. Entre sus publicaciones cabe destacar El estilo populista, orígenes, auge y declive del pujolismo (2003), colaboraciones en diversas revistas de ciencias sociales sobre multiculturalismo y comunitarismo, además de numerosos artículos sobre género, homofobia, sexualidad y seropositividad. No habiendo disociado la producción teórica y ensayística del compromiso en la lucha por los derechos civiles de las minorías sexuales, estuvo firmemente implicado en el movimiento de lucha contra el Sida, siendo activista de Act-Up-Paris en los años 90. En la actualidad trabaja en la preparación de un nuevo libro sobre el pensamiento de Judith Butler y la influencia de la teoría Queer en España.
Laurentino Vélez-Pelligrini (París 1969), Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Sociología, estudió en el Instituto de Estudios Políticos y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. Trabaja en el Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya. Fue investigador becario del Instituto de Ciencias Sociales Torcuato di Tella y del Centre National pour la Recherche Scientifique, así como profesor asociado en varias universidades. Entre sus publicaciones cabe destacar El estilo populista, orígenes, auge y declive del pujolismo (2003), colaboraciones en diversas revistas de ciencias sociales sobre multiculturalismo y comunitarismo, además de numerosos artículos sobre género, homofobia, sexualidad y seropositividad. No habiendo disociado la producción teórica y ensayística del compromiso en la lucha por los derechos civiles de las minorías sexuales, estuvo firmemente implicado en el movimiento de lucha contra el Sida, siendo activista de Act-Up-Paris en los años 90. En la actualidad trabaja en la preparación de un nuevo libro sobre el pensamiento de Judith Butler y la influencia de la teoría Queer en España.
Editorial:
http://www.editorial-montesinos.com/detalleLibro.php?idLibro=6
Blog de L. Vélez Pelligrini:
Blog de L. Vélez Pelligrini:
Texto: Identidades de asignación, identidades de elección.
Transexuales, gays y lesbianas en la polémica sobre la cuestión de género:
Etiquetas:
Act up,
Sociología de la Sexualidad
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Richard Wagner: El Holandés Errante
Escena segunda
(callada y sin hacer ruido alguno, la espectral tripulación del Holandés arría las velas. El Holandés salta a la tierra, viste traje español negro)
Holandés
El plazo ha expirado...y otra vez han transcurrido siete años...
LLeno de hastío me arroja el mar a tierra ¡Ah orgulloso océano!
¡En breve plazo volverás a llevarme!
Tu obstinación es doblegable, pero mi tormento es eterno.
¡La salvación que busco en tierra jamás la encontraré!
¡A vosotras corrientes del mar océano, os permaneceré fiel...
hasta que vuestra última ola se rompa...
y vuestro último líquido se seque!
Cuán a menudo me precipité lleno de ansia
en el más profundo abismo del mar:
¡Mas, ay, no hallé la muerte!
Allí, donde está el terrible cementerio de barcos
arrastré mi navío hasta los escollos:
¡Mas, ay, allí no se cerró mi tumba!
Escarneciéndole, provoqué al pirata
en salvaje combate esperé la muerte:"¡Aquí!"-le grité-
"ejerce tu oficio, barco y botes están llenos de tesoros!"...
¡Mas ay! El bárbaro hijo del mar se santiguó
y huyó de allí empavorecido
¡Cuán a menudo me precipité lleno de ansia
en el más profundo fondo del mar!
¡Allí, donde está el terrible cementerio de barcos
arrastré mi navío hasta los escollos!
¡En ninguno parte una tumba! ¡Jamás la muerte!
Ésta es la orden terrible condena.
Edición de Ángel Fernando Mayo y Juan Ángel Vela del campo. Cátedra/Expo´92. pp:52-53
domingo, 15 de noviembre de 2009
The Angry Brigade. Comunicado 6
COMPANEROS REVOLUCIONARIOS...
Hemos aguantado y sufrido en silencio la violencia del sistema demasiado tiempo. Nos atacan diariamente. La violencia no sólo existe en el ejército, la policía y en las cárceles. Existe en la cultura cutre alienadora emitida por TV, películas y revistas, existe en la fea esterilidad de la vida urbana. Existe en la explotación cotidiana de nuestra fuerza de trabajo, que da a los grandes Patrones el poder de controlar nuestras vidas y manejar el sistema para sus propios fines. Cuántos Rolls Royce... cuantas Irlandas del Norte... cuantos proyectos de ley anti-sindicales harán falta para demostrar que en una crisis del capitalismo la clase dominante sólo puede reaccionar atacando al pueblo políticamente?
Pero el sistema nunca se vendrá abajo ni capitulará por sí sólo. Cada vez más trabajadores se dan cuenta de esto y están transformando la conciencia sindical en militancia política ofensiva. En una semana, un millón de trabajadores estuvieron en huelga... La Ford, Correos, BEA, repartidores de petróleo...
Nuestro papel es el de profundizar las contradicciones políticas a cada nivel. No lograremos esto centrándonos en "cuestiones" o gastando tópicos socialistas descafeinados.
En Irlanda del Norte el Ejército británico y sus esbirros han encontrado un campo de tiro: el gas CS y las balas de Belfast estarán mañana en Derby y Dagenham.
NUESTRO ataque es violento...
Nuestra violencia está organizada.
La cuestión no está en si la revolución será violenta. La lucha militante organizada y el terrorismo organizado van juntos. Donde dos o tres revolucionarios utilicen la violencia organizada para atacar el sistema de clases ... ahí está la Angry Brigade. Revolucionarios en toda Inglaterra ya están utilizando el nombre para dar a conocer sus ataques al sistema.
Ninguna revolución se ganó nunca sin violencia.
Igual que las estructuras y programas de una nueva sociedad revolucionaria deben ser incorporados en cada base organizada en cada punto de la lucha, también la violencia organizada debe acompañar cada punto de la lucha hasta que, armada la clase trabajadora revolucionaria derroque el sistema capitalista.
Comunicado 6
The Angry Brigade
Nos estamos acercando.La historia de Angry Brigade. Servando Rocha.Pag:218-220
Hemos aguantado y sufrido en silencio la violencia del sistema demasiado tiempo. Nos atacan diariamente. La violencia no sólo existe en el ejército, la policía y en las cárceles. Existe en la cultura cutre alienadora emitida por TV, películas y revistas, existe en la fea esterilidad de la vida urbana. Existe en la explotación cotidiana de nuestra fuerza de trabajo, que da a los grandes Patrones el poder de controlar nuestras vidas y manejar el sistema para sus propios fines. Cuántos Rolls Royce... cuantas Irlandas del Norte... cuantos proyectos de ley anti-sindicales harán falta para demostrar que en una crisis del capitalismo la clase dominante sólo puede reaccionar atacando al pueblo políticamente?
Pero el sistema nunca se vendrá abajo ni capitulará por sí sólo. Cada vez más trabajadores se dan cuenta de esto y están transformando la conciencia sindical en militancia política ofensiva. En una semana, un millón de trabajadores estuvieron en huelga... La Ford, Correos, BEA, repartidores de petróleo...
Nuestro papel es el de profundizar las contradicciones políticas a cada nivel. No lograremos esto centrándonos en "cuestiones" o gastando tópicos socialistas descafeinados.
En Irlanda del Norte el Ejército británico y sus esbirros han encontrado un campo de tiro: el gas CS y las balas de Belfast estarán mañana en Derby y Dagenham.
NUESTRO ataque es violento...
Nuestra violencia está organizada.
La cuestión no está en si la revolución será violenta. La lucha militante organizada y el terrorismo organizado van juntos. Donde dos o tres revolucionarios utilicen la violencia organizada para atacar el sistema de clases ... ahí está la Angry Brigade. Revolucionarios en toda Inglaterra ya están utilizando el nombre para dar a conocer sus ataques al sistema.
Ninguna revolución se ganó nunca sin violencia.
Igual que las estructuras y programas de una nueva sociedad revolucionaria deben ser incorporados en cada base organizada en cada punto de la lucha, también la violencia organizada debe acompañar cada punto de la lucha hasta que, armada la clase trabajadora revolucionaria derroque el sistema capitalista.
Comunicado 6
The Angry Brigade
Nos estamos acercando.La historia de Angry Brigade. Servando Rocha.Pag:218-220
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Angry Brigade,
Brigada de la cólera.,
Comunicado,
La Felguera,
Servando Rocha
miércoles, 11 de noviembre de 2009
sábado, 7 de noviembre de 2009
LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO. Guy Debord
219
El espectáculo, que es la eliminación de los límites entre el yo y el mundo mediante el aplastamiento del yo asediado por la presencia-ausencia del mundo es igualmente la eliminación de los límites entre lo verdadero y lo falso mediante el reflujo de toda verdad vivida bajo la presencia real de la falsedad que asegura la organización de la apariencia. El que sufre pasivamente su destino cotidianamente alienado es empujado entonces hacia una locura que reacciona ilusoriamente ante este sino recurriendo a técnicas mágicas. El reconocimiento y el consumo de mercancías están en el centro de esta seudorespuesta a una comunicación sin respuesta. La necesidad de imitación que experimenta el espectador es precisamente la necesidad infantil, condicionada por todos los aspectos de su desposesión fundamental. Según los términos que Gabel aplica a un nivel patológico totalmente distinto "la necesidad anormal de representación compensa aquí un sentimiento torturante de estar al margen de la existencia".
jueves, 5 de noviembre de 2009
domingo, 1 de noviembre de 2009
Oscar guasch. Para una Sociología de la sexualidad.
(...) La Sexología no libera el sexo. Al contrario (como la religión y la Medicina) le da pautas y lo ordena. Con estilo diferente, el control permanece. Se reforman las normas de acceso al placer, pero no desaparecen. La sexología es la transposición a un contexto democrático de discursos anteriores sobre el sexo. Por ello reproduce sus funciones latentes, aunque reforme las manifiestas. El cristianismo, primero, y la Medicina, después, defienden la pareja y una sexualidad coitocéntrica, interpretan la sexualidad femenina en términos masculinos, y condenan las disidencias sexuales. La moderna Sexología reproduce ese esquema.
La sexología sitúa el coito y la penetración en el centro de toda relación sexual. Aquello que dificulta el coito y/o la penetración es problematizado39. Excepto el coito, toda actividad sexual fue perversa para el psicoanálisis y la Medicina. La Sexología se limita a confirmarlo de manera sutil. Cristianismo y Medicina prescriben la pareja a través del matrimonio. La Sexología no limita la actividad sexual al ámbito matrimonial, pero defiende la pareja como el espacio idóneo de expresión sexual. Sin pareja no hay terapia sexual, y la terapia sexual ha de contribuir a garantizar la pervivencia de la pareja en el tiempo: el matrimonio pasa a ser pareja estable en términos sexológicos. El discurso de la sexología condena las disidencias sexuales, reproduciendo así esquemas anteriores. Las perversiones dejan de existir. Sadismo, voyerismo, pedofilia, son ahora «parafilias». El prefijo «para» implica no sólo un camino principal, sino también diseñar soluciones para controlar los alternativos. La sodomía reliosa se transforma en parafilia sexológica. La religión negaba la sexualidad femenina. La psiquiatría la juzgó en términos masculinos definiendo la mujer frígida. La sexología modifica parcialmente este discurso y reconoce el deseo sexual femenino. Pero se trata de un reconocimiento realizado desde la perspectiva masculina, que pretende igualar el deseo sexual femenino al masculino. De la sexualidad pasiva de la mujer se pasa a una sexualidad femenina activa y masculinizada que debe reproducir los esquemas culturales atribuidos a la sexualidad masculina. Estos rasgos culturales atribuyen al varón una disposición constante a mantener (consumir, quizás) relaciones sexuales. (...)
jueves, 29 de octubre de 2009
Pierre Bourdieu. La opinión pública no existe.
"Las problemáticas que proponen las encuestas de opinión están subordinadas a intereses políticos, y esto pesa enormemente tanto sobre la significación de las respuestas como sobre la significación que se le confiere a la publicación de los resultados. La encuesta de opinión es, en el estado actual, un instrumento de acción política; su función más importante consiste, quizá, en imponer la ilusión de que existe una opinión pública como sumatoria puramente aditiva de opiniones individuales; en imponer la idea de que existe algo que sería como la media de las opiniones o la opinión media. La "opinión pública" que aparece en las primeras páginas de los periódicos en forma de porcentajes (el 60% de los franceses están a favor de...), esta opinión pública es un simple y puro artefacto cuya función es disimular que el estado de la opinión en un momento dado es un sistema de fuerzas, de tensiones, y que no hay nada más inadecuado para representar el estado de la opinión que un porcentaje.
Sabemos que todo ejercicio de la fuerza va acompañado por un discurso cuyo fin es legitimar la fuerza del que la ejerce; se puede decir incluso que lo propio de toda relación de fuerza es el hecho de que sólo ejerce toda su fuerza en la medida en que se disimula como tal. En suma, expresándolo de forma sencilla, el hombre político es el que dice: "Dios está de nuestra parte". El equivalente de "Dios está de nuestra parte" es hoy en día "la opinión pública está de nuestra parte". He aquí el efecto fundamental de la encuesta de opinión: constituir la idea de que existe una opinión pública unánime y, así, legitimar una política y reforzar las relaciones de fuerza que la sostienen o la hacen posible."
Sabemos que todo ejercicio de la fuerza va acompañado por un discurso cuyo fin es legitimar la fuerza del que la ejerce; se puede decir incluso que lo propio de toda relación de fuerza es el hecho de que sólo ejerce toda su fuerza en la medida en que se disimula como tal. En suma, expresándolo de forma sencilla, el hombre político es el que dice: "Dios está de nuestra parte". El equivalente de "Dios está de nuestra parte" es hoy en día "la opinión pública está de nuestra parte". He aquí el efecto fundamental de la encuesta de opinión: constituir la idea de que existe una opinión pública unánime y, así, legitimar una política y reforzar las relaciones de fuerza que la sostienen o la hacen posible."
viernes, 23 de octubre de 2009
¿Qué hay de nuevo, viejo?. Grupo Surrealista de Chicago. Textos y declaraciones del Movimiento Surrealista de los Estados Unidos (1967-1999).
[...] El surrealismo no está hecho para complacer a aquellos que tienen necesidad de una «línea» política u otra: demasiado anarquista para la mayoría de marxistas, demasiado marxista para los anarquistas; demasiado amante de la poesía y de la pintura para los políticos, demasiado deseoso de revolución para los escritores y artistas; demasiado inclinado a las investigaciones teóricas para los activistas, demasiado indisciplinado para los profesores; demasiado poéticamente riguroso para los chantajistas espiritualistas, demasiado cercano a lo maravilloso para los aquejados de racionalismo instrumental; demasiado freudiano para la izquierda positivista y puritana, demasiado salvaje para los médicos usurpadores y los conservadores del psicoanálisis [...]. El surrealismo sólo puede florecer a su manera. Contra y alejado de los paradigmas dominantes [...].
Edición, traducción y notas del Grupo Surrealista de Madrid
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Grupo Surrealista de Madrid,
Surrealismo
jueves, 22 de octubre de 2009
Erving Goffman, "Estigma":
[...]Un esclerótico múltiple señala: "Tanto las mentes como los cuerpos sanos pueden sufrir de invalidez. El hecho de que la gente normal pueda moverse ver y oír no significa que realmente vean y oigan. Pueden estar muy ciegos ante cosas que deterioran su felicidad, muy sordos ante el pedido de afecto de los demás; cuando pienso en ellos no me siento ni más inválido ni más incapacitado. Tal vez pueda, en cierta medida, abrirles los ojos a las bellezas que nos rodean: un cálido apretón de manos, una voz ansiosa de consuelo, una brisa primaveral, una música, un saludo amistoso... Y un escritor ciego le contestó: eso llevaría inmediatamente a la idea de que existe una gran cantidad de acontecimientos que pueden reducir el placer de vivir de modo mucho más efectivo que la ceguera, adoptar esta manera de pensar puede ser enteramente sano. Desde este punto de vista podemos percibir, por ejemplo, que una deficiencia como la incapacidad de aceptar el amor humano, que de hecho disminuye el placer de vivir casi al punto de hacerlo desaparecer, es una tragedia mucho más grave que la ceguera. Pero, por lo general, quien padece un mal así ni siquiera lo advierte, y no puede, en consecuencia, sentir compasión por sí mismo”[...].
lunes, 19 de octubre de 2009
Foucault, "Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión":
1. EL CUERPO DE LOS CONDENADOS
Damiens fue condenado, el 2 de marzo de 1757, a “pública retractación ante la puerta principal de la Iglesia de Paris”, a donde de debía ser “llevado y conducido en una carreta, desnudo, en camisa, con un hacha de cera encendida de dos libras de peso en la mano”; después, “en dicha carreta, a la plaza de Grave, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado atenaceadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parricidio,* quemada con fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resma ardiente, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento”.’
“Finalmente, se le descuartizó, refiere la Gazette de Amsterdam.. Esta última operación fue muy larga, porque los caballos que se utilizaban no estaban acostumbrados a tirar; de suerte que en lugar de cuatro, hubo que poner seis, y no bastando aún esto, fue forzoso para desmembrar los muslos del desdichado, cortarle los nervios y romperle a hachazos las coyunturas...
“Aseguran que aunque siempre fue un gran maldiciente, no dejó escapar blasfemia alguna; tan sólo los extremados dolores le hacían proferir horribles gritos y a menudo repetía: ‘Dios mío, tened piedad de mí; Jesús, socorredme.’ Todos los espectadores quedaron edificados de la solicitud del párroco de Saint-Paul, que a pesar de su avanzada edad, no dejaba pasar momento alguno sin consolar al paciente.”
Y dijo el exento Bouton: “Se encendió el azufre, pero el fuego era tan pobre que sólo la piel de la parte superior de la mano quedó no más que un poco dañada. A continuación, un ayudante, arre mangado por encima de los codos, tomó unas tenazas de acero hechas para el caso, largas de un pie y medio aproximadamente, y le atenaceó primero la pantorrilla de la pierna derecha, después el muslo, de ahí pasó a las dos mollas del brazo derecho, y a continuación a las tetillas. A este oficial, aunque fuerte y robusto, le costó mucho trabajo arrancar los trozos de carne que tomaba con las tenazas dos y tres veces del mismo lado, retorciendo, y lo que sacaba en cada porción dejaba una haga del tamaño de un escudo de seis libras.*
“Después de estos atenazamientos, Damiens, que gritaba mucho aunque sin maldecir, levantaba la cabeza y se miraba. El mismo atenaceador tomó con una cuchara de hierro del caldero mezcla hirviendo, la cual vertió en abundancia sobre cada llaga. A continuación, ataron con soguillas las cuerdas destinadas al tiro de los caballos, y después se amarraron aquéllas a cada miembro a lo largo de los muslos, piernas y brazos.
“El señor Le Breton, escribano, se acercó repetidas veces al reo para preguntarle si no tenía algo que decir. Dijo que no; gritaba como representan a los condenados, que no hay cómo se diga, a cada tormento: ‘ Dios mío! Perdón, Señor.’ A pesar de todos los sufrimientos dichos, levantaba de cuando en cuando la cabeza y se miraba valientemente. Las sogas, tan apretadas por los hombres que tiraban de los cabos, le hacían sufrir dolores indecibles. El señor Le Breton se le volvió a acercar y le preguntó si no quería decir nada; dijo que no. Unos cuantos confesores se acercaron y le hablaron buen rato. Besaba de buena voluntad el crucifijo que le presentaban; tendía los labios y decía siempre:
‘Perdón, Señor.’
“Los caballos dieron una arremetida, tirando cada uno de un miembro en derechura, sujeto cada caballo por un oficial. Un cuarto de hora después, vuelta a empezar, y en fin, tras de varios intentos, hubo que hacer tirar a los caballos de esta suerte: los del brazo derecho a la cabeza, y los de los muslos volviéndose del lado de los brazos, con lo que se rompieron los brazos por las coyunturas. Estos tirones se repitieron varias veces sin resultado. El reo levantaba la cabeza y se contemplaba. Fue preciso poner otros dos caballos delante de los amarrados a los muslos, lo cual hacía seis caballos. Sin resultado.
“En fin, el verdugo Samson marchó a decir al señor Le Breton que no había medio ni esperanza de lograr nada, y le pidió que preguntara a los Señores si no querían que lo hiciera cortar en pedazos. M señor Le Breton acudió de la ciudad y dio orden de hacer nuevos esfuerzos, lo que se cumplió; pero los caballos se impacientaron, y uno de los que tiraban de los muslos del supliciado cayó al suelo. Los confesores volvieron y le hablaron de nuevo. Él les decía :‘Bésenme, señores.’ Y como el señor cura de Saint-Paul no se decidiera, el señor de Marsilly pasó por debajo de la soga del brazo izquierdo y fue a besarlo en la frente. Los verdugos se juntaron y Damiens les decía que no juraran, que desempeñaran su cometido, que él no los recriminaba; les pedía que rogaran a Dios por él, y recomendaba al párroco de Saint Paul que rezara por él en la primera misa.
“Después de dos o tres tentativas, el verdugo Samson y el que lo había atenaceado sacaron cada uno cuchillo de la bolsa y cortaron los muslos por su unión con el tronco del cuerpo. Los cuatro caballos, tirando con todas sus fuerzas, se llevaron tras ellos los muslos, a saber: primero el del lado derecho, el otro después; luego se hizo lo mismo con los brazos y en el sitio de los hombros axilas y en las cuatro partes. Fue preciso cortar las carnes hasta casi el hueso, los caballos tirando con todas sus fuerzas, se lleva ron el brazo derecho primero, y el otro después.
“Una vez retiradas estas cuatro partes, los confesores bajaron para hablarle; pero su verdugo les dijo que había muerto, aunque la verdad era que yo veía al hombre agitarse, y la mandíbula inferior subir y bajar como si hablara. Uno de los oficiales dijo incluso poco después que cuando levantaron el tronco del cuerpo para arrojarlo a la hoguera, estaba aún vivo. Los cuatro miembros, desatados de las sogas de los caballos, fueron arrojados a una hoguera dispuesta en el recinto en línea recta del cadalso; luego el tronco y la totalidad fueron en seguida cubiertos de leños y de fajina, y prendido el fuego a la paja mezclada con esta madera.
En cumplimiento de la sentencia, todo quedó reducido a cenizas. El último trozo hallado en las brasas no acabó de consumirse hasta las diez y media y más de la noche. Los pedazos de carne y el tronco tardaron unas cuatro horas en quemarse. Los oficiales, en cuyo número me contaba yo, así como mi hijo, con unos arqueros a modo de destacamento, permanecimos en la plaza hasta cerca de las once.
“Se quiere hallar significado al hecho de que un perro se echó a la mañana siguiente sobre el sitio donde había estado la hoguera, y ahuyentado repetidas veces, volvía allí siempre. Pero no es difícil comprender que el animal encontraba aquel lugar más caliente.”
Damiens fue condenado, el 2 de marzo de 1757, a “pública retractación ante la puerta principal de la Iglesia de Paris”, a donde de debía ser “llevado y conducido en una carreta, desnudo, en camisa, con un hacha de cera encendida de dos libras de peso en la mano”; después, “en dicha carreta, a la plaza de Grave, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado atenaceadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parricidio,* quemada con fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resma ardiente, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento”.’
“Finalmente, se le descuartizó, refiere la Gazette de Amsterdam.. Esta última operación fue muy larga, porque los caballos que se utilizaban no estaban acostumbrados a tirar; de suerte que en lugar de cuatro, hubo que poner seis, y no bastando aún esto, fue forzoso para desmembrar los muslos del desdichado, cortarle los nervios y romperle a hachazos las coyunturas...
“Aseguran que aunque siempre fue un gran maldiciente, no dejó escapar blasfemia alguna; tan sólo los extremados dolores le hacían proferir horribles gritos y a menudo repetía: ‘Dios mío, tened piedad de mí; Jesús, socorredme.’ Todos los espectadores quedaron edificados de la solicitud del párroco de Saint-Paul, que a pesar de su avanzada edad, no dejaba pasar momento alguno sin consolar al paciente.”
Y dijo el exento Bouton: “Se encendió el azufre, pero el fuego era tan pobre que sólo la piel de la parte superior de la mano quedó no más que un poco dañada. A continuación, un ayudante, arre mangado por encima de los codos, tomó unas tenazas de acero hechas para el caso, largas de un pie y medio aproximadamente, y le atenaceó primero la pantorrilla de la pierna derecha, después el muslo, de ahí pasó a las dos mollas del brazo derecho, y a continuación a las tetillas. A este oficial, aunque fuerte y robusto, le costó mucho trabajo arrancar los trozos de carne que tomaba con las tenazas dos y tres veces del mismo lado, retorciendo, y lo que sacaba en cada porción dejaba una haga del tamaño de un escudo de seis libras.*
“Después de estos atenazamientos, Damiens, que gritaba mucho aunque sin maldecir, levantaba la cabeza y se miraba. El mismo atenaceador tomó con una cuchara de hierro del caldero mezcla hirviendo, la cual vertió en abundancia sobre cada llaga. A continuación, ataron con soguillas las cuerdas destinadas al tiro de los caballos, y después se amarraron aquéllas a cada miembro a lo largo de los muslos, piernas y brazos.
“El señor Le Breton, escribano, se acercó repetidas veces al reo para preguntarle si no tenía algo que decir. Dijo que no; gritaba como representan a los condenados, que no hay cómo se diga, a cada tormento: ‘ Dios mío! Perdón, Señor.’ A pesar de todos los sufrimientos dichos, levantaba de cuando en cuando la cabeza y se miraba valientemente. Las sogas, tan apretadas por los hombres que tiraban de los cabos, le hacían sufrir dolores indecibles. El señor Le Breton se le volvió a acercar y le preguntó si no quería decir nada; dijo que no. Unos cuantos confesores se acercaron y le hablaron buen rato. Besaba de buena voluntad el crucifijo que le presentaban; tendía los labios y decía siempre:
‘Perdón, Señor.’
“Los caballos dieron una arremetida, tirando cada uno de un miembro en derechura, sujeto cada caballo por un oficial. Un cuarto de hora después, vuelta a empezar, y en fin, tras de varios intentos, hubo que hacer tirar a los caballos de esta suerte: los del brazo derecho a la cabeza, y los de los muslos volviéndose del lado de los brazos, con lo que se rompieron los brazos por las coyunturas. Estos tirones se repitieron varias veces sin resultado. El reo levantaba la cabeza y se contemplaba. Fue preciso poner otros dos caballos delante de los amarrados a los muslos, lo cual hacía seis caballos. Sin resultado.
“En fin, el verdugo Samson marchó a decir al señor Le Breton que no había medio ni esperanza de lograr nada, y le pidió que preguntara a los Señores si no querían que lo hiciera cortar en pedazos. M señor Le Breton acudió de la ciudad y dio orden de hacer nuevos esfuerzos, lo que se cumplió; pero los caballos se impacientaron, y uno de los que tiraban de los muslos del supliciado cayó al suelo. Los confesores volvieron y le hablaron de nuevo. Él les decía :‘Bésenme, señores.’ Y como el señor cura de Saint-Paul no se decidiera, el señor de Marsilly pasó por debajo de la soga del brazo izquierdo y fue a besarlo en la frente. Los verdugos se juntaron y Damiens les decía que no juraran, que desempeñaran su cometido, que él no los recriminaba; les pedía que rogaran a Dios por él, y recomendaba al párroco de Saint Paul que rezara por él en la primera misa.
“Después de dos o tres tentativas, el verdugo Samson y el que lo había atenaceado sacaron cada uno cuchillo de la bolsa y cortaron los muslos por su unión con el tronco del cuerpo. Los cuatro caballos, tirando con todas sus fuerzas, se llevaron tras ellos los muslos, a saber: primero el del lado derecho, el otro después; luego se hizo lo mismo con los brazos y en el sitio de los hombros axilas y en las cuatro partes. Fue preciso cortar las carnes hasta casi el hueso, los caballos tirando con todas sus fuerzas, se lleva ron el brazo derecho primero, y el otro después.
“Una vez retiradas estas cuatro partes, los confesores bajaron para hablarle; pero su verdugo les dijo que había muerto, aunque la verdad era que yo veía al hombre agitarse, y la mandíbula inferior subir y bajar como si hablara. Uno de los oficiales dijo incluso poco después que cuando levantaron el tronco del cuerpo para arrojarlo a la hoguera, estaba aún vivo. Los cuatro miembros, desatados de las sogas de los caballos, fueron arrojados a una hoguera dispuesta en el recinto en línea recta del cadalso; luego el tronco y la totalidad fueron en seguida cubiertos de leños y de fajina, y prendido el fuego a la paja mezclada con esta madera.
En cumplimiento de la sentencia, todo quedó reducido a cenizas. El último trozo hallado en las brasas no acabó de consumirse hasta las diez y media y más de la noche. Los pedazos de carne y el tronco tardaron unas cuatro horas en quemarse. Los oficiales, en cuyo número me contaba yo, así como mi hijo, con unos arqueros a modo de destacamento, permanecimos en la plaza hasta cerca de las once.
“Se quiere hallar significado al hecho de que un perro se echó a la mañana siguiente sobre el sitio donde había estado la hoguera, y ahuyentado repetidas veces, volvía allí siempre. Pero no es difícil comprender que el animal encontraba aquel lugar más caliente.”
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