[...] El surrealismo no está hecho para complacer a aquellos que tienen necesidad de una «línea» política u otra: demasiado anarquista para la mayoría de marxistas, demasiado marxista para los anarquistas; demasiado amante de la poesía y de la pintura para los políticos, demasiado deseoso de revolución para los escritores y artistas; demasiado inclinado a las investigaciones teóricas para los activistas, demasiado indisciplinado para los profesores; demasiado poéticamente riguroso para los chantajistas espiritualistas, demasiado cercano a lo maravilloso para los aquejados de racionalismo instrumental; demasiado freudiano para la izquierda positivista y puritana, demasiado salvaje para los médicos usurpadores y los conservadores del psicoanálisis [...]. El surrealismo sólo puede florecer a su manera. Contra y alejado de los paradigmas dominantes [...].
Edición, traducción y notas del Grupo Surrealista de Madrid
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